La gasolina y la revocación de mandato

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El Juglar de la Red

 Por Rafael Cano Franco

La gasolina y la revocación de mandato

Para que la consulta de Revocación de Mandato, que promueve el presidente López Obrador, tenga efectos vinculantes se requiere una participación de casi 38 millones de personas que el próximo 10 de abril salgan a votar; la cifra es muy alta y está por encima del voto duro de Morena, ni siquiera su votación histórica más alta (30 millones de votos) le alcanzarían.

Por ello es que Morena requiere meterle turbo a la promoción del voto. No es que tengan temor de perder la consulta y con ello el Presidente deje el cargo, su necesidad es mostrar músculo, exhibir la fortaleza que tiene López Obrador y establecer la premisa de que se trata de una manifestación del pueblo que prácticamente está pidiendo la extensión del mandato del Presidente.

La presidencia de la República no ha escatimado nada para lograr que la Consulta muestre ese afecto popular sigue a favor de López Obrador y no solamente se trata de las violaciones a las disposiciones emitidas por el Instituto Estatal Electoral; tampoco es la estrategia minimalista de organizar marchas para incentivar la participación, distribuir volantes, contratar carteleras espectaculares o pegar cartulinas en los camiones.

En realidad esas son acciones de poco impacto, hacen mucho ruido, pero no son efectivas para dejar muy clara la idea de que el presidente López Obrador debe permanecer en el cargo.

Está más que cantado que el presidente López Obrador no va a dejar el cargo si el voto le es desforable, seguramente criticará al INE y ahí enfocará sus ataques; si gana, lo que va a suceder es que proponga se le extienda el mandato –no la reelección porque todavía es inconstitucional–, lo importante para él es que la Consulta de Revocación se convierte en un acto de ratificación de su mandato.

En este punto, son naderías la inversión propagandística, legal o ilegal, que promueve Morena para motivar a la gente a salir a votar.

La necesidad de mantener en lo más alto la imagen del presidente López Obrador no escatima en gastos y menos en acciones que puedan generar una crisis que manifieste repudio, por ello es que se han gastado 300 mil millones de pesos del erario, cerca de 10 mil millones de pesos diarios, para mantener en niveles aceptable para los ciudadanos el precio de la gasolina.

La guerra de Rusia contra Ucrania disparó el precio de los combustibles en el mundo, hoy día es más cara la gasolina en Estados Unidos que en México; en la mayor parte de los países el precio de este energético ha aumentado y eso genera una acentuada crítica contra los gobiernos.

Pero en México, en lugar de seguir la tendencia de los mercados, el gobierno federal determinó subsidiar al 100 por ciento la gasolina; la medida no es en beneficio de los más pobres, de hecho va en apoyo directo de los poseedores de vehículos, que son las clases medias, medias altas y altas.

El subsidio del gobierno federal es lo único que ha permitido mantener el precio de las gasolinas en niveles aceptables; el gobierno federal sabe que un “gasolinazo” sería catastrófico para la imagen del presidente y por ello es que lo mantienen sin importar el costo.

Ese subsidio de 300 mil millones de pesos, a la fecha, pudo utilizarse para muchas otras cosas, pero el gobierno federal determinó que la prioridad del presidente de la República se debe mantener, al menos hasta el día de la Consulta.

Cuando los gobernadores observaron la aplicación del subsidio, que tiene aplicándose todo marzo de este año, de inmediato también solicitaron que el gobierno federal absorbiera los estatales, pero la propuesta fue rechazada.

Al final de cuentas lo que importa es la imagen del Presidente, no la de los gobernadores. En todo caso, como viene sucediendo desde hace rato, les respondieron que se rascaran con sus uñas.

El subsidio a las gasolinas mantiene aplacados los ánimos contra el presidente, pero también es una medida que no puede mantenerse sin que impacte directamente en la hacienda pública, por ello se prevé que una vez pasada la Consulta, es decir en plena Semana Santa, se anuncie el retiro del subsidio y con ello se de un aumento notable a las gasolinas.

A la fecha, mantener el subsidio del cien por ciento, también se ha manifestado en un sostenimiento de los niveles de inflación, que aunque son más altos de lo programado, no se han disparado, pero un “gasolinazo” sería la puntilla para una inflación que se contiene de manera artificial.

No olvidar un detalle, “el gasolinazo” que decretó en su momento Enrique Peña Nieto, fue la gota que derramó el vaso del hartazgo ciudadano y fue el punto de quiebre de su gobierno. Andrés Manuel López Obrador lo sabe y ni quiere los mismos efectos del pasado. La Consulta de Revocación de Mandato es su prioridad y por ello se mantendrá el precio de las gasolinas.

Hay que gozarlo mientras dure. A los habitantes de las frontera se les acabó el gusto.


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