El Juglar de la Red: El agandalle de la vacuna vs Covid-19

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El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

El agandalle de la vacuna vs Covid-19

El presidente Andrés Manuel López Obrador fue muy claro cuando estableció el protocolo a seguir para aplicar la vacuna: primero se aplicaría al personal médico en la primera línea de batalla; luego a adultos mayores en cualquier lugar del país donde estuvieran; una tercera fase incluía personas mayores de 50 años y posteriormente los de 49 años para abajo y así hasta vacunar a toda la población, algo que se estima tardaría hasta tres años..

Era un proceso justo y más allá de que la cantidad de vacunas siempre se consideró insuficiente para atender al personal de salud, había equidad en el proceso y no se cuestionó la forma como se priorizó la distribución y aplicación de la vacuna.

Pero una cosa es la que se dice y otra es la que se hace.

De pronto los reportes informativos empezaron a documentar que las vacunas se  estaban aplicando a militantes de Morena, el propio personal médico se quejó de que directivos y personal administrativo del sector salud estaban “agandallándose” las vacunas y finalmente los llamados “Servidores de la Nación”, que no son otra cosa que promotores de la 4T, también fueron beneficiados con su dosis correspondiente.

El Subsecretario Hugo López Gatell en primera instancia pidió a los medios de comunicación documentaran esas irregularidades; pero cuando las historias empezaron a aparecer por muchos lugares y detalladas, terminó por aceptar que una brigada de “Servidores de la Nación” conocida como “Correcaminos” también estaba recibiendo su dosis de vacuna.

Habría que señalar que los “Servidores de la Nación” no forman parte de la primera línea de defensa médica contra el Covid-19; ellos no atienden pacientes con esa enfermedad, tampoco los cuidan, no están en las áreas Covid de los hospitales y su único trabajo será acompañar a las brigadas de vacunación cuando la dosis correspondiente se aplique a las personas mayores.

Las llamadas Brigadas Correcaminos están integradas por: cuatro Servidores de la Nación, cuatro militares que fungen como elementos de seguridad, un médico, un enfermero y dos voluntarios. Los únicos que tendrán contacto directo en la aplicación de la vacuna son el médico y el enfermero, todos los demás cumplen funciones que no tienen nada que ver con la vacunación.

El gobierno federal estimó la constitución de 10 mil brigadas “Correcaminos”, eso indica que 40 mil “Servidores de la Nación”, es decir los militantes de Morena más ideologizados y leales a la llamada 4T, van a ser vacunados, van primero que mucho personal médico y de enfermería, antes incluso que las personas de edad avanzada.

Lo que está sucediendo es un agandalle de vacunas el cual viola los protocolos establecidos por el propio Gobierno Federal y deja claro que en el plan de vacunación sí hubo privilegiados: los seguidores de López Obrador.

La indignación en el personal médico, enfermeras, camilleros, anestesiólogos y otros actores que están en la primer línea de batalla es tal que la encargada de diseñar el plan de vacunación, Miriam Esther Veras Godoy, Jefa de Vacunación en México, renunció al cargo tras considerar que se violaron todos los protocolos establecidos y se alteró dolosamente el programa que ella elaboró.

Si hubiera vacunas en número suficiente para cubrir al personal médico y el gobierno federal hubiera sido claro en identificar también a “Los Servidores de la Nación” como parte de los primeros en ser vacunados, seguramente habría quejas, pero no se hubiera engañado a nadie.

Aquí el problema es que ni hay suficientes dosis para cubrir a todo el personal médico, existen problemas de logística en su aplicación y nunca se anunció que “Los Servidores de la Nación” serían considerados como entes prioritarios a ser vacunados.

Pero tampoco hay explicación de los motivos por los cuales diversos políticos ligados a Morena fueron vacunados cuando tampoco forman parte del personal médico en la línea directa de atención a pacientes de Covid-19.

Con una escasez de vacunas que no alcanzan para vacunar a todo el personal médico y de enfermería; un Presidente que renunció a recibir las dosis de Pfizer para donarlas a los “países pobres” y solamente con la expectativa de que lleguen pronto las 70 millones de dosis que compró la “Fundación Slim” –que no el gobierno—; lo que queda en claro es que los privilegiados, al menos en lo referente a la vacunación, sí existen y son precisamente los “Servidores de la Nación”, el ejército electoral de la 4T que quieren tener listo y sano para la elección de junio.


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