El Juglar de la Red

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Por Rafael Cano Franco

El millón de infectados y los cien mil muertos

En México ya superamos el millón de personas infectadas por Covid-19 y estamos a unos días de rebasar los cien mil fallecidos por esa enfermedad, sin embargo el discurso del gobierno federal, en este caso del Secretario de Salud, Jorge Alcocer, no ha variado y siguen asegurando que “la pandemia está bajo control y tiene una tendencia a la baja”.

Los primeros casos de coronavirus en México se detectaron en febrero y las medidas restrictivas empezaron en marzo; pero desde el principio el gobierno federal nos aseguró que todo estaba preparado para atender a la población y que se tenía una estrategia clara y definida para controlar este grave problema que afecta la salud, pero también impactó la economía.

Hoy podemos decir que el programa “Centinela” fue un grave error y que la visión obtusa del gobierno federal de no realizar pruebas marcó el destino de muchas vidas que al final se perdieron.

El gobierno federal de forma obcecada no hizo las pruebas correspondientes y con ello sentenció a muchos pacientes a que llegaran en busca de ayuda cuando la enfermedad estaba muy avanzada y era prácticamente imposible ayudarlos.

Pero las pruebas son tan eficientes y funcionan tan bien, que al presidente Andrés Manuel López Obrador le realizan una semanalmente; a su gabinete y a los diputados y senadores también, por eso es que sus casos son detectados a tiempo; pero mientras la elite de la 4T goza de ese privilegio, el resto de la población, los más pobres y por los cuales este gobierno dice tener prioridad no existen tales pruebas.

Hay que poner las cosas muy claras: mientras que para algunos países tener un 3 por ciento de pruebas positivas es hablar de una pandemia sin control; en el caso de México, donde tenemos el 45 por ciento de positivos a Covid-19, la pandemia está controlada, pero lo más triste es que ni siquiera existe un dato oficial que pueda garantizar que el millón 230 mil 822 personas contagiadas y las 98 mil 861 defunciones son las cifras reales.

Estamos tan mal que tenemos la peor tasa en el mundo de muertos por cada 100 casos de Covid-19, 9.8 muertes por cada 100 casos confirmados. Eso nos lleva a ocupar el nada honroso primer lugar: en segundo lugar está Irán con 5.4, en tercero Italia con 3.4 y Estados Unidos tiene 2.2, según cifras de la Universidad “John Hopkins”.

Es una gran mentira decir que la pandemia está bajo control; pero además es criminal la afirmación porque eso desemboca en un relajamiento de la población y en un aumento notorio en el número de casos detectados.

De pronto, al paso del tiempo, vemos que el gobierno federal politizó todo lo referente al tema: el uso de cubrebocas y si su uso era efectivo o no; que si era validado por la ciencia el uso de las pruebas –lo cual ya quedó demostrado que sí es de alta efectividad—y hasta la carencia de medicamentos en los servicios de salud.

Con un aparato de salud pública deficiente, pero que además fue desmantelado; un programa INSABI que jamás funcionó como se dijo y una Secretaría de Salud que en lugar de tomar decisiones en favor de la población se decidió por respaldar los dichos del Presidente, el resultado es una catástrofe humanitaria de salud.

Y la situación de salud trasciende a la economía y la impacta de manera negativa; ya no solamente se trata de un problema que incide en la salud física de las personas, también es de salud financiera y hasta mental.

La Cámara Nacional de Comercio (Canaco) tiene un estimado para fines del 2020 de que 37 mil 800 negocios afiliados van a tener que cerrar  por quiebra, eso va a agravar el desempleo y no se visualiza la manera de que el gobierno federal tenga la voluntad de crear programas para generar incentivos a fin de que la Iniciativa Privada pueda recuperarse de tan duro golpe.

Estamos a punto de llegar al 1 de diciembre, para esa fecha el presidente López Obrador ofreció que su gobierno generaría 2 millones de empleos y la realidad es que no ha podido crear ni uno solo, eso indica que a la emergencia de salud se le agrega la económica.

Lo peor es que siguen siendo los más pobres quienes resultan doblemente afectados: no tienen trabajo y no hay garantías de que de resultar positivos al coronavirus vayan a recibir la atención médica de calidad que les permita recuperar la salud o mantenerse con vida.

De ese nivel la catástrofe y la irresponsabilidad de un gobierno que a pesar de todo sigue sosteniendo la mentira de que “todo está bajo control”.


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