“Me hubiera encantado que alguien me echara la mano cuando no tenía ni para comer. Me acuerdo que mi jefa a veces les pedía a las vecinas que le regalaran un billetito de $20 para comprar unas tortillas y, aunque fuera con sal, poder comer algo.
Todavía me acuerdo aquel día en que los únicos $100 que tenía me los dio para que pudiera ir a un evento a cantar. Me los aventó, y la entiendo, porque era lo único que había para la comida. Quién iba a imaginar que hoy en día en su mesa nunca falta un plato de comida.
Por eso apoyo a mi colonia, porque al final, cuando me toque partir, la lana no me la voy a llevar. Prefiero compartir con la gente y que al menos se echen un taco. Me gusta ayudar a quienes no pueden pagar sus tratamientos, porque sé que en el futuro, si algún día me falta, habrá raza que me invite aunque sea un plato de frijoles.”
HICIMOS FAMOSA A LA PERSONA CORRECTA!!!