“Todos queremos que a Chihuahua le vaya bien.” Con estas palabras, la gobernadora Maru Campos resumió un anhelo que trasciende partidos, ideologías y colores: el deseo genuino de ver a nuestro estado avanzar, con justicia social y bienestar para todos. Su anuncio sobre la cesión de terrenos en 19 municipios para el acceso a vivienda digna a más de 21 mil personas no solo es una buena noticia, sino un ejemplo concreto de cómo la política puede –y debe– servir al bien común.
En un país donde hablar de vivienda muchas veces implica precariedad, informalidad o abandono, iniciativas como el Programa de Vivienda para el Bienestar representan un rayo de esperanza. No se trata solo de construir casas, sino de edificar comunidades dignas, con servicios básicos, seguridad, espacios de esparcimiento y acceso a energías limpias. En pocas palabras: de garantizar derechos.
El compromiso del Gobierno del Estado, en conjunto con la federación y los municipios, es digno de reconocerse. No es común ver una alineación tan clara entre distintos niveles de gobierno para resolver un problema estructural como lo es el acceso a la vivienda. La exención de impuestos, la condonación de derechos y la facilitación de trámites no son solo gestos administrativos: son actos políticos que colocan a la ciudadanía en el centro.
No obstante, este esfuerzo no debe quedarse solo en el papel o en eventos protocolarios. El verdadero reto será garantizar que estas viviendas lleguen a quienes realmente las necesitan, con transparencia, equidad y eficiencia. Además, será crucial que los desarrollos habitacionales no reproduzcan desigualdades ni se conviertan en guetos marginados, sino que estén integrados en una visión de ciudad y territorio que favorezca la inclusión social.
Por eso, el llamado no es solo al Gobierno, sino a todos los sectores: empresarios, sociedad civil, académicos y ciudadanía en general. Porque construir el bien común, como bien lo dijo la Gobernadora, es tarea de todos. Que este programa no sea una excepción, sino el inicio de una nueva manera de hacer política pública en Chihuahua: con visión, coordinación y, sobre todo, con sensibilidad.
Después de todo, ¿quién no desea un hogar digno desde donde soñar un futuro mejor?