China ha suspendido las exportaciones de una amplia gama de minerales críticos e imanes, amenazando con obstruir el suministro de componentes fundamentales para los productores de automóviles, los fabricantes aeroespaciales, las empresas de semiconductores y los contratistas militares de todo el mundo.
Los envíos de imanes, esenciales para ensamblar desde automóviles y drones hasta robots y misiles, se han detenido en muchos puertos chinos mientras el gobierno del país redacta un nuevo sistema regulador. Una vez implantado, el nuevo sistema podría impedir permanentemente que los suministros lleguen a determinadas empresas, incluidos los contratistas militares estadounidenses.
La fuerte medida oficial forma parte de las represalias de China por el fuerte aumento de los aranceles del presidente Donald Trump, el cual comenzó el 2 de abril.
El 4 de abril, el gobierno chino ordenó restricciones a la exportación de seis metales pesados de tierras raras, que se refinan íntegramente en China, así como de imanes de tierras raras, de los cuales el 90 por ciento se produce en China. A partir de ahora, los metales y los imanes especiales fabricados con ellos solo podrán salir de China con licencias de exportación especiales.
Pero China apenas ha empezado a establecer un sistema para expedir las licencias. Ello ha causado consternación entre los ejecutivos de la industria por la posibilidad de que el proceso se alargue y se agoten los suministros actuales de minerales y productos fuera de China.
Si las fábricas de Detroit y otros lugares se quedan sin los potentes imanes de tierras raras, eso podría impedirles ensamblar automóviles y otros productos con motores eléctricos que requieren estos imanes. Las empresas varían mucho en cuanto al tamaño de sus reservas de emergencia para tales contingencias, por lo que es difícil predecir el calendario de las interrupciones de la producción.
Los denominados metales pesados de tierras raras incluidos en la suspensión de exportaciones se utilizan en imanes esenciales para muchos tipos de motores eléctricos. Estos motores son componentes cruciales de coches eléctricos, drones, robots, misiles y naves espaciales. Los coches de gasolina también utilizan motores eléctricos con imanes de tierras raras para tareas críticas como la dirección.
Los metales también se utilizan en los productos químicos para fabricar motores a reacción, láseres, faros de automóviles y determinadas bujías. Y estos metales raros son ingredientes vitales de los condensadores, que son componentes eléctricos de los chips informáticos que alimentan los servidores de inteligencia artificial y los celulares.
Michael Silver, presidente y director ejecutivo de American Elements, proveedor de productos químicos con sede en Los Ángeles, afirmó que a su empresa le habían informado que tardarían 45 días en expedirse las licencias de exportación y reanudarse las exportaciones de tierras raras e imanes. Silver dijo que su empresa había aumentado sus existencias el invierno pasado en previsión de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, y que podía cumplir sus contratos vigentes mientras esperaba las licencias.
Daniel Pickard, presidente del comité asesor sobre minerales críticos de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos y del Departamento de Comercio, expresó su preocupación por la disponibilidad de tierras raras.
“¿Tiene el control o la prohibición de las exportaciones efectos potencialmente graves en Estados Unidos? Sí”, dijo. Pickard, director de la práctica de comercio internacional y seguridad nacional del bufete de abogados Buchanan Ingersoll & Rooney, dijo que era necesaria una rápida resolución de la cuestión de las tierras raras, porque una interrupción sostenida de las exportaciones podría dañar la reputación de China como proveedor fiable.
Para complicar aún más las cosas, el Ministerio de Comercio chino, el cual promulgó las nuevas restricciones a la exportación conjuntamente con la Administración General de Aduanas, ha prohibido a las empresas chinas cualquier trato con una lista cada vez más larga de empresas estadounidenses, en particular contratistas militares.
Un dirigente minero estadounidense, James Litinsky, presidente ejecutivo y director general de MP Materials, dijo que los suministros de tierras raras para contratistas militares eran motivo de especial preocupación.
“Los drones y la robótica se consideran ampliamente el futuro de la guerra, y con base en todo lo que estamos viendo, los insumos críticos para nuestra futura cadena de suministro están cerrados”, dijo. MP Materials posee la única mina de tierras raras de Estados Unidos, la de Mountain Pass, en el desierto de California, cerca de la frontera con Nevada, y espera iniciar la producción comercial de imanes en Texas a finales de año para General Motors y otros fabricantes.
Algunas empresas japonesas mantienen inventarios de tierras raras de más de un año de suministro, tras haberse visto perjudicadas en 2010, cuando China impuso un embargo de siete semanas a las exportaciones de tierras raras a Japón durante una disputa territorial.
Pero muchas empresas estadounidenses tienen poco o ningún inventario porque no quieren inmovilizar efectivo en existencias de materiales costosos. Uno de los metales sujetos a los nuevos controles, el óxido de disprosio, se cotiza a 204 dólares el kilogramo en Shanghái, y mucho más fuera de China.
Los imanes de tierras raras representan una ínfima parte de las exportaciones totales de China a Estados Unidos y otros países. De modo que la interrupción de los envíos causa un dolor económico mínimo en China, pero puede tener grandes efectos en Estados Unidos y otros países.
Los funcionarios de aduanas chinos están bloqueando las exportaciones de metales pesados de tierras raras e imanes no solo a Estados Unidos, sino a cualquier país, incluidos Japón y Alemania. Sin embargo, la aplicación del nuevo requisito de licencia de exportación hasta ahora ha sido desigual entre los distintos puertos chinos, dijeron ejecutivos del sector de las tierras raras.
La mayoría de los imanes de tierras raras, aunque no todos, incluyen tierras raras pesadas, necesarias para evitar que los imanes pierdan su magnetismo a altas temperaturas o en algunos campos eléctricos. Algunos imanes de tierras raras se fabrican solo con tierras raras ligeras y no están sujetos a restricciones de exportación. Los funcionarios de aduanas de algunos puertos chinos toleran la exportación de imanes que solo contengan trazas mínimas de metales pesados de tierras raras y que no vayan a Estados Unidos.
Sin embargo, los funcionarios de otros puertos chinos están adoptando una postura más estricta, exigiendo que los exportadores realicen pruebas para demostrar que ningún lote de imanes contiene metales pesados de tierras raras antes de que los imanes puedan cargarse en un barco para su exportación.
Las restricciones chinas a la exportación empezaron a surtir efecto antes de que el gobierno de Trump anunciara el viernes por la noche que eximiría de sus últimos aranceles a muchos tipos de productos electrónicos de consumo procedentes de China. Las exportaciones de imanes seguían bloqueadas el fin de semana, según dijeron cinco ejecutivos del sector de las tierras raras.
Como la mayoría de las mercancías procedentes de China, los imanes también están sujetos a los últimos aranceles del presidente Trump cuando llegan a los puertos estadounidenses.
Hasta 2023, China producía el 99 por ciento del suministro mundial de metales pesados de tierras raras, con una pequeñísima producción procedente de una refinería de Vietnam. Pero esa refinería ha estado cerrada durante el último año debido a una disputa fiscal, dejando a China con el monopolio.
China también produce el 90 por ciento de las casi 181.000 toneladas anuales de imanes de tierras raras del mundo, que son mucho más potentes que los imanes de hierro convencionales. Japón produce la mayor parte del resto y Alemania también una cantidad ínfima, pero dependen de China para obtener las materias primas.
El Ministerio de Comercio chino no respondió a una solicitud de comentarios.
Los yacimientos más ricos del mundo de tierras raras pesadas se encuentran en un pequeño valle boscoso a las afueras de Longnan, en las colinas de arcilla roja de la provincia de Jiangxi, en el centro-sur de China. Y la mayoría de las refinerías y fábricas de imanes de China se encuentran en Longnan o sus alrededores y en Ganzhou, una ciudad situada a unos 130 kilómetros. Las minas del valle envían el mineral a las refinerías de Longnan, que eliminan los contaminantes y mandan las tierras raras a las fábricas de imanes de Ganzhou.
La fábrica más famosa de estos imanes en China es la JL Mag Rare-Earth Company, cuya sede está en Ganzhou.
Esta fábrica suministra a los dos principales fabricantes de coches eléctricos del mundo, Tesla y la china BYD, los imanes que hacen funcionar sus automóviles, dijeron ejecutivos del sector de las tierras raras. BYD ha dicho que compra a JL Mag algunos de los imanes más modernos y potentes del mundo, con 15 veces más fuerza magnética por pulgada cúbica de volumen que un imán de hierro convencional.
Xi Jinping, el máximo dirigente chino, realizó una visita especial de inspección a la fábrica de JL Mag en Ganzhou en 2019, durante el recrudecimiento de las tensiones comerciales en el primer mandato de Trump. El viaje se interpretó como una insinuación de que China estaba dispuesta a utilizar su control sobre los materiales para perturbar las cadenas de suministro estadounidenses, un paso que no dio entonces, pero que está dando ahora.
Hace unos años, China interrumpió la extracción de tierras raras pesadas cerca de Longnan porque provocaba una grave contaminación química.
El viernes, en el emplazamiento de una mina cercana a Longnan, zumbaba un generador diesel y gorgoteaban líquidos a través de tuberías de plástico, lo que indicaba que probablemente se habían reanudado al menos algunas operaciones mineras. Las tierras raras pesadas se extraen vertiendo sustancias químicas fuertes en agujeros excavados en la cima de una colina. Los productos químicos disuelven el mineral y se escurren por la base de la colina, donde pueden bombearse a pozos cercanos para su procesamiento inicial.