El espectáculo era doble: en el escenario, Stray Kids lo daba todo; frente a ellos, sus fans correspondían con todo lo que tenían.
Más de 65 mil personas llenaron el Estadio GNP este sábado con una energía que no cedió ni un segundo. Desde que aparecieron en el escenario los ocho integrantes de Stray Kids –Bang Chan, Lee Know, Changbin, Hyunjin, Han, Felix, Seungmin e I.N–, la euforia se instaló en el aire y no soltó a nadie.
A las 19:30 horas, la primera nota musical disparó un grito agudo que se mantuvo vivo durante más de dos horas. El volumen del público era tan feroz que incluso los cañones de sonido de la producción parecían competir contra él.
Entre una canción y otra, el estadio no se aquietaba: rugía. Cada pausa de los músicos era la señal para otra ola de gritos.
En cada sección del foro, las mujeres saltaban como si el cuerpo necesitara seguir el ritmo de la emoción. No había quien se quedara quieta. Las canciones más esperadas, entre ellas Thunderous, Maniaco, District 9, S-Class y Venom encendieron un frenesí colectivo que se sentía en los huesos.
Hubo un momento en que la banda propuso un reto: una competencia de gritos por secciones. La respuesta fue inmediata. Cada zona del estadio lanzó su grito más potente, una batalla sin tregua en la que nadie quiso quedarse atrás. Desde arriba, parecía una ola de sonido, un mar de voces tratando de alcanzar el cielo.
El espectáculo era doble: en el escenario, Stray Kids lo daba todo; frente a ellos, sus fans correspondían con todo lo que tenían. Las voces no sólo repetían letras en coreano como si fueran propias, también lanzaban frases entre el canto: “¡Felix, te amo!”, “¡Gracias por venir!”, “¡Esto no está pasando!”.
Incluso en los momentos íntimos, los gritos seguían ahí. Durante los solos de Han, Lee Know y Hyunjin, el silencio no fue una opción. Las lágrimas se mezclaban con las ovaciones, y el aplauso llegaba antes del último acorde.
Y entonces llegó el guiño que terminó de encenderlo todo: “Amamos los tacos. Esperamos mucho para llegar aquí. ¿Se están divirtiendo?”, dijo uno de los integrantes. Lo que vino después fue una respuesta brutal, una descarga que se sintió como un rugido unánime.
Desde la zona de prensa también se vivió esa intensidad. Algunas reporteras dejaron los celulares de lado, soltaron apuntes, se unieron a los brincos. Una de ellas gritó “¡Ay nanita!”, y no escribió más. No había forma de mantenerse al margen. Había que estar ahí, en el centro del grito.
La gira dominATE ya había pasado por Chile, Brasil y Perú, pero la escala en México tenía algo distinto: la fuerza de un público que no se limita a mirar. Las STAY, como se denominan las fans, estudian, ensayan, sueñan con este momento. Y cuando llega, abandonan la timidez.
Este domingo (14 de abril), Stray Kids vuelve a presentarse en el mismo recinto. Se espera una noche tan intensa como la primera. Quizá más. Porque aquí, gritar no es ruido. Es lenguaje, ritual y pertenencia.