


Con fuerza, pasión y talento, ha demostrado que el ballet no tiene talla. Fue la primera concursante curvy a nivel regional en romper barreras, llevándose el segundo lugar en la competencia UPA, con pase al certamen internacional, y el primer lugar en la competencia BASE, que le otorgó pase directo al nacional.
Su objetivo es claro: visibilizar que cualquier tipo de cuerpo puede bailar, sin prejuicios ni temores. Damaris no solo baila, inspira. Cambia la narrativa, abre caminos y demuestra que el arte del movimiento es para todos.