A un mes de iniciado el mandato de la nueva presidenta, el gobierno está mucho más dispuesto a usar toda la fuerza del ejército y de la militarizada Guardia Nacional
Ciudad de México.- En los últimos seis años, México se jactó de su cuestionada estrategia de “abrazos, no balazos”, en la que sus líderes evitaban confrontar a los cárteles de la droga que, gradualmente, tomaban el control de grandes partes del país. La idea era que los programas sociales, y no los tiroteos, acabarían poco a poco con la reserva de pistoleros de esos grupos.