Luro Verum
Por Rafael Navarro Barrón
“Para mí, Jaime Bermúdez Cuarón, es un vulgar ratero de tierras y sus hijos unos parásitos; esa familia ha vivido del despojo, de la trampa. Es evidente que los descendientes del expresidente municipal de Juárez “no saben trabajar”, subsisten “gracias a lo que robó su padre”. Se refiere a los hermanos Sergio, Juan Carlos y Jorge Bermúdez.
Es la voz del magnate de la diversión, el empresario Lázaro Flores que, no está enojado, está encabronado… ¡y en serio!, con lo que sucedió el 18 de febrero en un predio cercano al emporio de la diversión y los salones de eventos, conocido como Las Anitas.
Le pegaron a él y a su descendencia. Es de esos atentados que duelen dos veces por la forma alevosa en la que actuaron las hordas bermudistas contra sus hijos, quienes aparecen en los videos de seguridad en el piso, uno de ellos con los pantalones casi abajo, rodeado de guaruras que lo patean y lo insultan. En el mismo video Lázaro intenta defender a su familia, casi en forma infructuosa.
Una llamada a la policía municipal, aparentemente al propio Secretario, obligó a los preventivos llegar en forma casi inmediata y detener a 11 de los saltimbanquis, que unos minutos antes se reían de los Flores.
El grupo de gavilleros es de los que contratan los empresarios locales para que los cuiden, los defiendan, los saquen ebrios de los antros, les supervisen la vida a la esposa y a sus amantes. La chusma de los Bermúdez llegó como lo hacen los sicarios: entraron al predio ejidal, custodiado por la familia Flores y al ser enfrentados y sentirse descubiertos metieron tremenda golpiza a Lázaro y a sus hijos, además de robar 200 mil pesos de un corte de caja del empresario.
Eran las 4:30 de la mañana. Quisieron sorprender al empresario de Las Anitas. “Y hay que aclararlo, fueron enviados por los Bermúdez porque los guaruras no se mandan solos. Los mandaron ellos por lo que también van a tener que ir al juzgado y van a tener que estar enfrente de un juez”, sentencia Lázaro Flores.
“Yo les dije (a los escoltas): Dile a tu patrón que venga personalmente y lo platicamos. No tuvieron el valor suficiente. No tuvieron huevos.
La intención era apoderarse del predio de una alta plusvalía, poco más de 4 hectáreas”. Los resultaron ser civiles que no tenían permiso para estar armados ni efectuar el trabajo de guaruras. Llevaban la orden de los Bermúdez de desalojar el predio y tomar posesión de él.
La escaramuza mostró de cuerpo entero, las artimañas de los descendientes del exalcalde que ahora estarán bajo la lupa del escrutinio público, privado y judicial, pues se abrió la caja de pandora de los negocios turbios que proceden desde el tío rico, Antonio J. Bermúdez, quien heredara a don Jaime los usos y costumbres de robar terrenos, aprovechando su poder económico y relación con el poder.
En una entrevista en redes sociales que ya se está difundiendo, Lázaro Flores sostiene que “Los hijos de Jaime Bermúdez han sido unos parásitos. Investiguen. Y se los digo yo, francamente, yo los conozco y son unos parásitos, nunca han sabido trabajar, nomás venden terrenos y luego vuelven a gastar y lo dicen ellos: ‘Es que mi papá nos heredó todo’. Ellos quisieran traer una camioneta del año, ellos quisieran vivir en el (fraccionamiento) Campestre, ahhh pero con cosas robadas. Ellos son rateros de cuello blanco”.
Yo les digo: No se roben lo que no es de ustedes, no se les dio ese don para que robaran a una persona ignorante. Ellos se han dedicado a vender terrenos, lo que no es de ellos.
El negocio de Lázaro Flores es ya el lugar de referencia donde se cuecen las reuniones políticas (la más reciente es la presentación de Rogelio Loya como candidato a la alcaldía de la alianza entre el PRI, el PAN y el PRD), además de infinidad de eventos sociales y musicales del momento.
El mérito de este singular empresario es que viene de la generación del esfuerzo. Con orgullo dice haber sido voceador del periódico El Diario, medio de comunicación al que le agradece haber sido el instrumento para vencer el hambre de su juventud y las necesidades en casa.
Por eso, la clase empresarial de alcurnia, lo considera un inversionista espurio, pero la realidad es que Lázaro es la resurrección de la ‘pobreza con esfuerzo’ en eso que llamamos los milagros de Juárez.
San Agustín habló de la soberbia, que se aplica perfectamente a la apestosa alcurnia juarense: “La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano”.
Hay quien dice que para triunfar en Juárez hay que ser, o muy allegado a los poderes fácticos o muy corrupto. Es así como se hicieron muchos de los grandes capitales y clase empresarial; los emporios del gas, de la leche, de la rama inmobiliaria, de las gasolineras con su respectivo huachicol, el desarrollo de zonas donde operan las maquiladoras (como es el caso de los Bermúdez), las cantinas, los moteles de mala muerte, el alcohol, las tiendas de conveniencia.
Ese empresariado hinchado de soberbia ha vivido de la trampa, la mentira, el lavado de dinero público, delincuencial y del tráfico de influencias. Bermúdez, antes de ser desarrollador de parques industriales aparece en las historias negras de Juárez, que lo ubica exactamente el 10 de noviembre de 1962 inaugurando un centro de apuestas de carreras de caballos en un local que se ubica entre la Avenida Juárez y calle Begonias, en el mero centro histórico.
La inversión la realizó junto con René Mascareñas que realizaron el negocio de las apuestas por teléfono conocido como ‘booking’ y lo nombraron Centro de Apuestas Espectáculos de la Frontera S.A.
Ambos inversionistas, en tiempos y circunstancias distintas fueron alcaldes de esta frontera. El poderío de los Bermúdez procede del tío de Jaime, nos referimos al también exalcalde Antonio J. Bermúdez, quizá hasta el día de hoy el político más poderoso de Juárez que logró su fortuna después de haber sido director general de Pemex en los tiempos de la abundancia.
Con respecto a Lázaro Flores en dos ocasiones, incluyendo la del 18 de febrero, ha sido víctima de atentados. En uno de ellos fallecieron sus escoltas y el empresario se salvó por una fracción de segundos, en los que logró ponerse a resguardo y evitar que una o varias de las balas tocaran su cuerpo.
El 18 de febrero los parásitos a los que se refirió el empresario Flores, ordenaron atacar un predio que estaba bajo su resguardo, propiedad del Ejido Zaragoza. El colmo, los Bermúdez trataron de apoderarse de un terreno utilizando una escritura pública que dirimió un conflicto familiar. El notario público, pagado por la poderosa familia, decidió como si fuera árbitro agrario quién era el poseedor más no el propietario.
A raíz de esa incursión a horas de la madrugada, la policía municipal detuvo en flagrancia a un grupo de más de 11 personas, quienes se identificaron como escoltas de los hermanos Sergio, Juan Carlos y Jorge Bermúdez.
Los escoltas, como la mayoría de los armados que cuidan a las familias poderosas de Juárez, son auténticos delincuentes, muchos de ellos con antecedentes penales de agresión, homicidio y abuso de autoridad. Es más que evidente su proclividad al alcohol y la droga. El comando de los Bermúdez, que deberían de tener el aval de una agencia de seguridad privada, al momento de su detención, traían armas cortas calibre. 380, sin permiso para la portación.
Fueron remitidos al ministerio público por golpear brutalmente al empresario Lázaro Flores y a sus hijos y por otros delitos derivados de la acción de despojo.
Los escoltas golpeadores pertenecen a la empresa de seguridad privada, ‘Salud y Seguridad de Occidente’, comercialmente conocida como grupo de inteligencia armado con sede en Guadalajara, Jalisco.
De acuerdo con la información proporcionada por el gobierno del Estado de Chihuahua, la empresa de los jalisquillos no cuenta con el permiso local para poder ofertar servicios de escoltas armados en esta entidad.
Los parásitos a los que se refiere Lázaro Flores son Sergio, Jorge y Juan Bermúdez Espinoza, hijos de Jaime Bermúdez Cuarón, fallecido en el 2018 y quien fuera alcalde, por el PRI, de Ciudad Juárez de 1986 a 1989.
Al amparo del poder, sus naves industriales, surgieron por toda la ciudad y se dispersaron por el llamado Juárez Nuevo, como se le conoció al desarrollo que el propio empresario motivó para beneficio propio.
En la actualidad están erigidas como grandes parques industriales. Al paso del tiempo parecía sugerirse que el poderío obedecía a su talento empresarial, ahora la versión es otra.
De acuerdo a Lázaro Flores, el modus operandi de este grupo empresarial y de otros que operan en ciudad Juárez, como auténticos hampones inmobiliarios, es hacerse ilegalmente de terrenos ejidales que han sido comidos por la mancha urbana y declararlos como de su propiedad o llegando a ‘acuerdos’ con ejidatarios que fueron, literalmente, objeto de un fraude.
En torno a la disputa del predio ejidal, que tuvo su epicentro violento el 18 de febrero, la Fiscalía General del Estado declinó la competencia al Tribunal Arbitrario Agrario, que depende de la entidad federal. El ministerio público informó al abogado Carlos Natividad Lara Iglesias, apoderado general de la moral de Desarrollos Inmobiliarios Bermúdez que el asunto pasaría a otra instancia donde tendrán que precisar la información que presentaron ante la Fiscalía.
Se trata del oficio 7112/2023, dirigido al magistrado Numerario Rafael Gómez Medina y en el mismo la jefa de área de lo Contencioso y Consultivo del Registro Nacional Agrario en el estado de Chihuahua afirma al ser dichas tierras de uso común, corresponde al Tribunal Unitario Agrario resolverlo. Según los Bermúdez, ese predio está en la familia desde 1934. La resolución presidencial data de 1926, el Predio forma parte del plano definitivo del Ejido Zaragoza, 8 años antes de que supuestamente los Bermúdez se adjudicaran la propiedad.
En pocas palabras, el plano que señalan los Bermúdez describe que la propiedad se encuentra dentro del Ejido Zaragoza.
El Tribunal Unitario Agrario, distrito 5, de Chihuahua notificó al ministerio público adscrito a la unidad especializada en Delitos Patrimoniales que la controversia debe resolverse mediante juicio. Los demandantes, en este caso los Bermúdez, debe anexar el documento idóneo que le expida el Registro Agrario Nacional con el que acredite la situación jurídica de dicho premio.
Los Bermúdez no presentaron la reglamentación oficial, sino documentos notariales que estuvieron bajo su control. Otro dato que es necesario establecer, es la forma en que un personaje, bastante arraigado a la familia de don Jaime, nos referimos al exalcalde Enrique Serrano Escobar, intentó ayudarlos, sin éxito claro está.