Virginia City, Nevada.- Casi dos años después que firmara los documentos que intentaron anular la derrota de Donald Trump en el 2020 en Nevada, Jim Hindle agradeció a todos los reunidos en una cámara de comisión de la histórica Nevada y les pidió que los apoyaran mientras aprendía cómo supervisar las elecciones en el Condado Storey, que es rural.
Hindle fue otro reemplazo de lo que fue una puerta revolvente de oficiales electorales del condado en toda Nevada mientras se aproximaban las elecciones de medio término del 2022.
Acababa de desbancar al secretario interino, quien intervino después que renunció el anterior secretario.
Aunque el tiempo que pasó Hindle en el condado, mayormente republicano, forma parte de una tendencia en los estados clave en donde los electores falsos han retenido su influencia sobre las elecciones de cara al 2024.
Él es uno de seis republicanos que fueron acusados en este mes por el procurador general demócrata Aaron Ford por su presunta participación al intentar anular el resultado electoral en ese estado, en el que el demócrata Joe Biden ganó por más de 33 mil votos sobre el presidente republicano.
Hindle y otros, quienes se declararon no culpables de cargos de ofrecer un falso instrumento y de falsificar un documento completo este lunes, coordinaron directamente el equipo de Trump, de acuerdo a transcripciones de testimonios antes de que el comité de la Cámara de Estados Unidos investigara el motín en el Capitolio el 6 de enero del 2021.
Hindle le comentó a The Associated Press que seguirá atendiendo las elecciones locales a pesar de los cargos, que podrían hacerlo purgar hasta nueve años en prisión.
Wisconsin, Arizona y Pennsylvania también tienen electores falsos que están involucrados en la elección del 2024.
Esa lista incluye a Bob Spindell, quien sigue en la comisión bipartidista electoral de Wisconsin a pesar del llamado que han hecho los demócratas para que sea removido.
Un líder legislativo republicano que designó a Spindell dijo la semana pasada que no rescindirá la designación, catalogando el esquema de electores falsos como “una fallida estrategia legal” y “no un siniestro complot para anular la elección”.
