En dos hechos separados, autoridades rescataron a más de 50 personas forzadas a trabajar para el crimen organizado.
Culiacán.- Dos hechos diferentes revelaron una forma de esclavitud por parte del narco en Sinaloa.
Primero fueron 18 personas halladas en un centro de rehabilitación en la colonia Independencia, en el municipio de Angostura. La Fiscalía entrevistó a 18 hombres y todos coincidieron en una sola cosa: un grupo de hombres armados los subió a la fuerza a camionetas para ponerlos a trabajar de manera forzada como jornaleros.
Dos de esos hombres pudieron escapar hasta llegar con elementos de la Secretaría de Marina. Les contaron que había otras 16 personas en un centro de rehabilitación y que dejarlos ahí significaba arriesgar a que murieran.
“Hemos identificado a una (de las personas que estaban retenida) que venía de Colima”, explicó Cristóbal Castañeda Camarillo, Secretario de Seguridad Pública en Sinaloa, el miércoles 12 de julio en un audio que compartió el área de comunicación de la dependencia.
Los marinos detuvieron a un hombre llamado Jair, quien dijo ser el encargado del centro. La Fiscalía General del Estado lo procesó únicamente por el delito de trata de personas.
El pasado viernes 14, la Secretaría de Seguridad Pública estatal informó que se había encontrado a otras 39 personas en otro centro de rehabilitación bajo las mismas condiciones: reclutamiento forzado. Esta vez en La Reforma, un campo pesquero del mismo municipio, el de Angostura.
Esta vez no fue por hombres que escaparon del centro rehabilitación, sino por la denuncia de una mujer ante la Secretaría de Marina, quien aseguró que un familiar suyo estaba recluido contra su voluntad.
Una mujer que se aproximó a los uniformados para denunciar que en el presunto centro llamado “Grupo de Rehabilitadores Hermanos Unidos A.C.”, tenían recluido contra su voluntad a su familiar y lo forzaban a realizar trabajos de campo”, señaló la Secretaría de Seguridad.
La denuncia llevó a los marinos al centro de rehabilitación, donde se encontraron con tres personas que dijeron ser las encargadas. Estos negaron en entrevista tener recluidos a hombres contra su voluntad, pero desde dentro del centro se escucharon gritos de ayuda.
Las víctimas acusaron que eran forzados a trabajar sin recibir pago, además de que eran castigados.