Biden espera que la nación acepte sus ideas

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Washington.- El presidente Joe Biden ha luchado mucho tiempo para resumir claramente su visión económica en expansión.

Ha sido difícil para los votantes digerir la combinación de gastos en carreteras y puentes, aumentos de impuestos a las grandes empresas, créditos fiscales para los padres de familia, exenciones fiscales para las energías renovables, subvenciones para construir fábricas de chips informáticos, topes en los precios de la insulina y lemas como “Reconstruir Mejor”.

Y eso apenas cubre la amplitud total de lo que el gobierno hace y está intentando hacer.

La semana pasada, el presidente pronunció un discurso sobre la “Bidenomics” (Bideneconomía) con la esperanza de que el término se incruste en la mente de los votantes rumbo a las elecciones de 2024. Pero, ¿qué es la Bideneconomía? Digamos que la definición de la Casa Blanca es diferente de la republicana, prueba de que los eslóganes pueden tener doble filo.

Biden dice que su filosofía económica es lo opuesto a un enfoque republicano que favorece amplios recortes de impuestos para estimular el crecimiento. Para él, el código tributario debe apuntar a blancos más concretos; se deben diseñar otros programas para fomentar la inversión en nuevas tecnologías, crear empleos e impulsar la movilidad ascendente. Quiere hacer más para educar a los trabajadores y fomentar la competencia dentro de la economía estadounidense con la esperanza de reducir los precios.

“Asumí el cargo decidido a cambiar la dirección económica de este país, para pasar de la economía de filtración a lo que todos en The Wall Street Journal y el Financial Times comenzaron a llamar ‘Bideneconomía’”, dijo el presidente. “Yo no inventé el nombre. De verdad no fui yo”.

Pero para los republicanos, “Bideneconomía” es un insulto que pueden utilizar. Es una filosofía de gasto público y de políticas antipetróleo que dicen que impulsó un aumento en la inflación el verano pasado a un máximo en cuatro décadas. Los precios altos han dejado a los adultos estadounidenses profundamente pesimistas sobre la economía, y solo el 34% aprueba el liderazgo de Biden sobre el tema, según una nueva encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research (The Associated Press-Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos).

Con base en las entrevistas de seguimiento a los encuestados, están mucho más conscientes de los precios de la gasolina y en los supermercados que de los detalles de las políticas de Biden. Cuando se les preguntó en el transcurso de múltiples encuestas, unos cuantos pudieron citar el paquete de infraestructura bipartidista que Biden convirtió en ley. Pero la Inflation Reduction Act (Ley de Reducción de la Inflación), así como la CHIPS and Science Act (ley de CHIPS —Creación de Incentivos Útiles para Producir Semiconductores— y Ciencia) aún no aparecen por completo en el radar público, a pesar de la divulgación del gobierno y la cobertura de noticias.

Los legisladores republicanos fueron más rápidos para adoptar el término pegajoso que el presidente.

“En lugar de alimentar la bomba de gasolina, la Bideneconomía ha vaciado el tanque”, dijo el futuro presidente de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy, republicano por California, en un discurso de 2021. “De la inflación hasta las filas por gasolina, la economía estadounidense de hoy se parece más a lo que era en 1979 que en 2019”.

En caso de que se lo pregunte, la mención de McCarthy de 1979 se refiere a los altos precios bajo el entonces presidente Jimmy Carter, quien en las elecciones de 1980 fue superado por el republicano Ronald Reagan.

Un funcionario de la Casa Blanca, quien insistió en el anonimato, dijo que el término “Bideneconomía” no fue puesto a prueba en encuestas.

El gobierno dice que provino de informes en los medios, con The New York Times, National Public Radio, Bloomberg News, The Economist e incluso la AP usándolo en informes antes de que el presidente tomara posesión del cargo.

Tampoco es tan novedoso. Los comentaristas han dado al público estadounidense los acrónimos de Nixonomics, Carternomics, Reaganomics, Clintonomics, Bushonomics y Obamanomics. Cuando los economistas conservadores Arthur Laffer y Stephen Moore escribieron un libro para describir las políticas del entonces presidente Donald Trump, lo titularon “Trumponomics: Inside the America First Plan to Revive Our Economy” (Trumpeconomía: Al Interior del Plan Estados Unidos Primero para revivir nuestra economía).

El presidente Gerald Ford optó por “Whip Inflation Now” (“Fustigar a la Inflación Ahora”), o WIN (Gana), a mediados de la década de 1970. El empuje de Ford tuvo un poco más de fanfarria que el lanzamiento de la Bideneconomía en el discurso del presidente la semana pasada en el antiguo correo central de Chicago.

Para el esfuerzo de Ford, Meredith Willson —famosa por escribir el musical “The Music Man”— compuso una canción titulada “WIN!” (¡GANA!). En 1974, The New York Times publicó la letra: “¡Gana! ¡Gana! ¡Gana! Nosotros ganaremos juntos, Ganaremos juntos, ese es el verdadero estilo estadounidense, hoy. ¿Quién necesita la inflación? No esta nación”.

Pero, por supuesto, Biden intenta ofrecerle al país una doctrina en lugar de un estribillo.

El estratega demócrata Jesse Ferguson dijo que el presidente quiere mostrar a los votantes que tiene planes y soluciones para sus problemas, no que necesariamente haya arreglado todo.

“Durante 40 años, la gente ha estado clamando por un enfoque en la economía que ponga a los trabajadores en el centro en lugar de priorizar a los ricos, y eso es lo que él está cumpliendo”, dijo Ferguson. “Así que la historia que él puede contar es la de un enfoque diferente para la economía y la prueba está en el resultado. También es tan fundamental sobre quién es él. La gente cree que él es el tipo que haría que la economía trabaje tan duro para la gente trabajadora como la gente trabajadora trabaja para la economía”.


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