Sergey Lavrov descarta el motín como un problema, en declaraciones desafiantes dirigidas a Occidente.
Moscú.- Las autoridades rusas continuaron este viernes sus esfuerzos para dar forma a la narrativa que rodea el levantamiento abortado del fin de semana pasado, describiéndolo como una molestia menor y rechazando lo que dijeron que era una ilusión de que había debilitado al Kremlin.
Hablando en una conferencia de prensa convocada un día antes, el Ministro de Relaciones Exteriores Sergey V. Lavrov afirmó que Rusia emergería “más fuerte y resistente” después del motín del grupo mercenario Wagner.
Mientras buscan pasar del motín, los funcionarios rusos han comunicado un mensaje aparentemente contradictorio. Por un lado, el presidente Vladimir V. Putin describió el motín como una prueba significativa de la unidad y determinación nacional de Rusia, una prueba que el país pasó, unificándose detrás de él.
Por otro lado, los funcionarios han descrito el levantamiento como no lo suficientemente significativo como para afectar la estabilidad política a largo plazo de Rusia.
Rusia ha tenido cuidado de no culpar a los países occidentales por el levantamiento, como hace a veces el Kremlin cuando se enfrenta a la inestabilidad. Esta semana, Lavrov dijo que Moscú había obtenido información que mostraba que Estados Unidos le dijo a Ucrania que no aprovechara la rebelión “para organizar sabotajes en territorio ruso y otras provocaciones en un futuro cercano”.
Pero en sus comentarios de este viernes, Lavrov repitió el tema de conversación del Kremlin de que los países occidentales estaban utilizando a Ucrania como representante para librar la guerra contra Rusia. Advirtió a los adversarios de Moscú que no concluyeran que Rusia era vulnerable y dijo que las naciones occidentales estaban equivocadas si esperaban que “la fachada del gobierno ruso se hubiera resquebrajado”.
“Esto confirma que reconocen que son ellos los que luchan contra nosotros, no Ucrania”, dijo Lavrov.