Un avatar creado por la IA de ChatGPT brinda una misa y pide a los feligreses que no teman a la muerte

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Durante el servicio religioso de 40 minutos, el ‘chatbot’ solicitó a los creyentes que se levantaran de los bancos y alabaran a Dios.

El ‘chatbot’ de inteligencia artificial ChatGPT, personificado por un avatar de un hombre en una pantalla gigante sobre el altar, ofreció un sermón el pasado viernes en una iglesia luterana de Alemania.

“Queridos amigos, es un honor para mí estar aquí y predicarles como la primera inteligencia artificial en la convención de protestantes de este año en Alemania”, dijo el avatar con rostro inexpresivo y voz monótona ante más de 300 fieles que se congregaron en el templo de St. Paul en la ciudad bávara de Fürth.

Durante el servicio religioso de 40 minutos, el ‘chatbot ‘solicitó a los creyentes que se levantaran de los bancos y alabaran a Dios, y les pidió que no temieran a la muerte. Todo el evento fue ‘dirigido’ por cuatro avatares diferentes en la pantalla, dos mujeres y dos hombres jóvenes.

El rito, que incluyó el sermón, las oraciones y la música, fue supervisado por Jonas Simmerlein, teólogo y filósofo de la Universidad de Viena. “Concebí este servicio, aunque en realidad fui más bien un acompañante, diría que alrededor del 98 % proviene de la máquina”, comentó el teólogo de 29 años a AP.

“Le dije a la IA: ‘Estamos en el congreso de la iglesia, tú eres un predicador… ¿cómo sería un servicio religioso?'”, explicó Simmerlein. También pidió que se incluyeran salmos, así como oraciones y una bendición al final.

La misa fue uno de los cientos de eventos en la convención de protestantes en las ciudades bávaras de Nuremberg y la vecina Fürth, y despertó un interés tan inmenso que se formó una larga fila de feligreses fuera del edificio neogótico del siglo XIX una hora antes de que comenzara.

No obstante, algunos asistentes a la misa no se mostraron muy entusiasmados y se negaron a repetir en voz alta el Padrenuestro durante la ceremonia. “No había corazón ni alma”, afirmó Heiderose Schmidt, una mujer de 54 años que trabaja en el sector de la tecnología de la información. “Los avatares no mostraban emociones en absoluto, no tenían lenguaje corporal y hablaban tan rápido y monótonamente que me resultaba muy difícil concentrarme en lo que decían”, agregó.


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