Madre, odontóloga, maestra y hoy directora de Educación Municipal, Martha Aracely González Holguín siempre se preocupó de que sus dos hijos fueran niños muy amados, por lo que buscó que estuvieran rodeados de cariño, ya que para ella el amor es la clave que permite que las personas desarrollen grandes valores.
A los 23 años de edad, Aracely fue madre de una niña y cinco años después de un varón.
Además de ser mamá, ya se desempeñaba como dentista en su propio consultorio y al mismo tiempo estudiaba la Normal Superior, ya que la docencia la llevaba en la sangre.
Como docente también ha formado alumnos y ha hecho la labor de una mamá, aunque está consciente de que nunca suplirá el lugar de una madre de familia, sin embargo, su trabajo lo ha desarrollado con esa clave, amor.
“Recuerdo que fui maestra estricta, pendiente de todos y una vez una alumna me preguntó cuántos hijos tenía, le contesté que 42 más dos que tenía en casa, eran 44. Pasaron los años y hoy siendo ella maestra de artes, me platicó que le impresionó mucho que le contesté eso porque nunca había visualizado la importancia que tenían todos ellos para mí; ella valoró mucho el que estuviera siempre tan pendiente, aunque en ocasiones lo veían como regaño, pero realmente era la preocupación de atenderlos en las áreas de oportunidad que tenían”, expresa.
Menciona que los maestros desarrollan inconscientemente un amor especial hacia los alumnos, por lo cual buscan ser apoyo para los padres.
Como directora de Educación Municipal, madre y maestra, Martha Aracely conoce las necesidades que tienen las madres de familia juarenses, por lo que desde su espacio trabaja a través de programas dirigidos a las mismas, como “Escuela para padres”, además del programa de Becas Escolares que permite atender las necesidades de miles de estudiantes y sus familias, pues con éstas, los padres pueden sentirse un poco desahogados, ya que el recurso puede cubrir algunas prioridades de sus hijos.
González Holguín también es hija, pues tiene la fortuna de tener a sus padres, ambos docentes, los cuales la guiaron y educaron con principios y valores.
“Mi mamá ha sido muy preocupona con sus hijas, siempre está al pendiente, ella es como esas mamás que nos preocupamos y cuidamos a nuestras niñas; en una cajita de cristal nos tenía mi mamá y yo soy igual”, señala.
Recuerda que en una ocasión su hijo le expresó que era la mamá más melosa del mundo, por lo que ella contestó que la disfrutara, ya que llegará el momento en que ya no podrán estar juntos.
“Fui una mamá que traté de cuidar mucho a mis hijos cuando estaban todavía viviendo conmigo, pues ya están casados los dos. Hice el esfuerzo que fueran niños cuidados, educados, niños con valores y siento que sí lo logré porque mi hija habla mucho de los valores que le inculcaron sus padres, sobre todo porque veo que hoy por hoy son personas de bien”, señala.
“Quisiera tener una varita mágica para que mis hijos siempre fueran sobre todo personas saludables y personas felices y que sus hijos fueran saludables y felices y con amor, puedo presumir mucho que me preocupé porque fueran niños muy amados desde el momento en que se concibieron, los nueve meses que los traje cargando en la panza y hasta la fecha. Han sido niña y niño muy amados, busqué que siempre estuvieran rodeados de amor y me gustaría que sus vidas fueran así siempre”, expresa.
