Si bien sabemos que el mayor porcentaje de población establecida en la fronteriza ciudad Juárez, es de orígenes no natos de la antigua Paso del Norte, en los últimos años y más intensamente en los últimos meses se ha hecho visible y notoria la gran cantidad de personas extranjeras que se apostan en la ciudad de manera totalmente informal.
Hasta la fecha es imposible para las autoridades del Instituto Nacional de Migración dar una cifra exacta de personas extranjeras en situación de movilidad, esto ya que gran número de ellos deciden simplemente ignorar los albergues principalmente municipales por prejuicios y desconocimiento que termina por alimentar su temor de permanecer siquiera una noche en ellos.
Por ende cuando los centroamericanos no permanecen en estos albergues habilitados para ellos deciden, en el mejor de los casos, rentar pequeños departamentos en hostales, ubicados en el centro histórico de Juárez, otros tantos debido a su nula capacidad económica se ven sin otra opción que “acampar” a orillas del río bravo.
La situación de calle en la que muchos llegan a caer es una de las principales problemáticas que aquejan a la ciudad, su administración y gobierno.
Ya que, aún y cuando las autoridades municipales han realizado acuerdos con empresas principalmente locales, para que puedan emplear de una manera digna a los migrantes, en lo que se soluciona su caso ante la expectativa de ingresar a los Estados Unidos de América, estos en muchos casos prefieren estar en cruceros vehiculares solicitando dádivas de la sociedad juarense, en otros casos toman la actividad de “limpia-parabrisas” igual a cambio de una moneda, situación que se convierte en enfadosa para los guiadores que tienen que lidiar con la saturación en cada semáforo y con las malas actitudes de estas personas al momento de recibir una respuesta negativa. En otros casos se han reportado bastante hechos de acoso por parte de venezolanos a conductoras, que va desde marcar un corazón en su ventana lateral, hasta el acoso verbal.
Se justifican en el hecho de que obtienen mayores ingresos pidiendo dinero, que en un empleo dentro de alguna empresa, lo que ignoran es que el ser pedigüeño es, dentro del reglamento local, una falta administrativa que faculta a las autoridades municipales para retirarlos de las calles, de igual manera el hecho de invadir espacios públicos como parques y camellones.
Cabe hacer la mención, muy merecida, de que también está el otro lado de la moneda, que aunque es la minoría, algunos venezolanos han comenzado a emprender algunas fondas de comida y empleado su tiempo en pequeños comercios para producir de una manera más digna en está noble ciudad que da sustento a todo el que a ella llega para trabajar.
Ante lo anterior, la autoridad que encabeza Cruz Pérez Cuéllar, se ha mostrado tolerante e incluso permisiva, caso que está llegando a su límite, según declaró el mismo alcalde está semana, luego de que el pasado fin de semana más de un millar de venezolanos principalmente, organizaran una embestida en el puente de cruce fronterizo Paso del Norte, dónde las autoridades norteamericanas se vieron en la necesidad de bloquear con barricadas el acceso, además de estar atentos con balas de goma y de pintura para repeler el violento hecho.
Además de la molestia entre juarenses que utilizan ese cruce para llegar a la ciudad de El Paso, Texas, que sería el menor de los problemas, esto afecta de manera significativa ya que una gran parte de la economía local depende de la industria maquiladora que requiere de los cruces internacionales para exportar sus productos, otra fuente de derrama económica es la gran cantidad de ciudadanos que laboran en la ciudad tejana y viven en el lado mexicano, además de afectar las relaciones entre ambos países (MEX.-E.U.A).
Lo que también llamó la atención de bastantes personajes fue la pronunciación del delegado federal de bienestar federal Juan Carlos Loera de la Rosa, quien en un acto catalogado como oportunista y politiquero, quiso tomar en contra del alcalde Pérez Cuéllar, sus mismas declaraciones de agotamiento de tolerancia.
Varios líderes de opinión hicieron la observación de que el tema migratorio es correspondiente del nivel federal y no del municipal, sin embargo este último es quien ha respondido para la contención de la problemática, mientras que Loera se ha desatendido de gestionar ante el asunto.
Sin lugar a duda es una cuestión atípica y delicada que deberán resolver de manera muy astuta para afectar lo menos posible a la productividad de está gran ciudad, por lo pronto este es el panorama que se percibe en la Heroica Ciudad Juárez.