Otros países han tomado medidas similares en un intento de frenar el virus
Estados Unidos empezará a exigir pruebas de COVID-19 para todas las personas provenientes de China, uniéndose a otros países en imponer ese tipo de restricción debido al repunte de la enfermedad en el país asiático, se anunció ayer miércoles.
Los casos del virus han ido en aumento en China desde que el país decidió abandonar su estricta política de “cero COVID”, la cual había mantenido baja la tasa de contagios en el país pero, al mismo tiempo, obstaculizó la actividad económica.
A partir del cinco de enero, todos los viajeros provenientes de China que deseen ingresar a Estados Unidos deberán hacerse la prueba no más de dos días antes de viajar, y deberán mostrar un resultado negativo antes de abordar su vuelo. La medida abarca a toda persona de dos años o más.
Otros países han tomado medidas similares, en un intento por impedir que el virus se propague más allá de China. Japón exigirá pruebas negativas para toda persona proveniente de China, y Malasia anunció nuevas medidas de vigilancia y rastreo. India, Corea del Sur y Taiwán también están exigiendo pruebas para toda persona proveniente de China.
En la época del Año Nuevo Lunar, que empieza el 22 de enero, suele ser la temporada de mayores viajes en China, y el país anunció el martes que reanudará la emisión de pasaportes para el turismo por primera vez desde el inicio de la pandemia.
La decisión estadounidense marca el retorno de requisitos para viajeros internacionales.
El gobierno estadounidense levantó la última de esas restricciones en junio. En ese entonces, las autoridades sanitarias recomendaban todavía que toda persona que esté abordando un avión hacia Estados Unidos se haga la prueba poco antes de abordar, y que se abstenga de viajar si se siente enferma.
Cuando empezó la pandemia, Estados Unidos le prohibió el ingreso a toda persona proveniente de China. Se le permitió a estadounidenses en el extranjero regresar al país, y los vuelos desde China fueron enrutados a ciertos aeropuertos donde se le practicó la prueba a los pasajeros. Pero ya para ese entonces el virus se estaba propagando por Estados Unidos entre personas que no habían salido del país.
Cabe mencionar que los países vecinos de China y otros más alejados se están preparando con cautela ante la apertura pospandemia de China.
Las autoridades chinas indicaron el lunes que a partir del ocho de enero no exigirán hacer cuarentena a aquellos que entren al país, lo que se prevé que anime a muchos chinos a viajar al extranjero tras vivir casi tres años entre restricciones severas.
Aunque el turismo chino supone un revulsivo para otras economías, algunos países vecinos temen la llegada de turistas contagiados.
El ministro de Transportes de Filipinas, Jaime Bautista, anunció ayer que su país sopesa imponer un test PCR a la llegada para los viajeros procedentes de China.
“Tenemos que ser muy cuidadosos con los viajeros chinos que vengan a Filipinas”, alertó Bautista.