Ciudad de México.- El Gobierno federal avaló la colocación de pilotes a 25 metros de profundidad en el Tramo 5 del Tren Maya, entre Cancún y Tulum.
Ambientalistas advirtieron que la perforación está prevista para el 70 por ciento de la ruta de 112 kilómetros y que representa la muerte de los cenotes y la contaminación del agua dulce.
Según la presentación de ingenieros militares al presidente Andrés Manuel López Obrador este fin de semana, debido a la debilidad detectada en el suelo del nuevo trazo del Tren, los pilotes llegarán 25 metros abajo, donde la dureza es suficiente para sostener un viaducto elevado.
“Es la sentencia de cómo van a destruir la selva, los cenotes y las cavernas. Es como si el asesino estuviera confesado su plan antes de matarte”, dijo José Urbina, del movimiento Sélvame del Tren.
“Voy a demostrar que hasta a 40 metros sigue habiendo piedra caliza”, afirmó.
La activista Cristina Nolasco advirtió además sobre el estrés hídrico que generará la obra en el subsuelo.
Este fin de semana, el presidente López Obrador presentó “una solución” para que el tren no se colapse ante la presencia de roca kárstica en la zona, la cual además cubre cavernas y cenotes.
Ante una maqueta elaborada por ingenieros militares, se indicó que en un tramo de 70 metros en Tulum se hicieron pruebas de resistencia de los pilotes para sostener un viaducto elevado.
“La frontera entre el agua dulce y el agua salada nos brinda un buen terreno (firme), para que los demás consorcios lo consideren en sus estudios”, dijo un ingeniero militar al presidente durante una gira de supervisión del Tren.
Sin embargo, los ambientalistas advirtieron sobre la gravedad de esa perforación.
“Ahora están dando una receta para que el tren no se caiga pero dándole en la torre a la selva, destruir, pero que no se caiga el tren”, ironizó Urbina.
“Es el acuífero que abastece de agua potable a toda la gente de la Península de Yucatán, y a todos los mamíferos terrestres también, que entran a las cuevas por ella”, posteó en su cuenta Cristina Nolasco.
“El suelo sí es kárstico: frágil, ‘desmoronable’ y colapsa continuamente de forma natural. Esta es la zona de mayor riesgo kárstico que tenemos. No se habían hecho estudios de mecánica de suelos, geofísicos, hidrológicos para este tramo, improvisado (por el cambio de ruta a petición de hoteleros) en enero 2022. A pesar de ello: han desmontado selva virgen y fragmentado ecosistemas ciegamente”, lamentó.
Explicó que bajo el suelo hay agua dulce y luego, salada.
“Con megaproyectos ‘masificadores’ como este, extraeremos más agua dulce del subsuelo y entraremos en ‘estrés hídrico’: nos quedará agua salada en la superficie = ¡será más difícil/caro tener agua potable!”.
Aclaró que aunque los ingenieros militares encontraron suelo firme a 25 metros, la karsticidad varía a extremos.
“Personalmente hemos visto los barrenos perforar más de 45 metros sin encontrar firmeza. ¡Las muestras no serán suficientes para calcular con certeza en todo el trazo! La ingeniería es mega compleja, y seguro será más cara cada vez. Aun así, (el presidente) reitera que todo el proyecto estará listo el próximo año”, anotó.
“Es decir, lo técnico es mega complicado, va lento y puede causar un desastre ecológico y humano mayor. Pero las prisas se mantienen. Ya que todo lo anterior era verdad, me pregunto, ¿cuál era la necesidad, durante todo este tiempo de llamarnos pseudoambientalistas, opositores, conservadores, etc?”, planteó.
“Por cierto: A 2.5 metros de elevación, no se va a llegar a ver el mar”, remató.
Lo anterior en referencia al comentario que el fin de semana, al presentar el proyecto de los pilotes, hizo el presidente sobre la elevación 2.5 metros del viaducto para el Tren, lo que según el mandatario, permitiría a los futuros pasajeros ver, de un lado la selva y de otro lado el mar.