Derriba Tenoch Huerta fronteras raciales en el cine

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Ciudad de México.— Fue durante un verano, cuando tenía 17 años, que Tenoch Huerta Mejía asistió a su primer taller de actuación. Su padre lo había inscrito, y así como jugaba futbol americano desde los 5 años, Huerta pensó en la actuación como un pasatiempo más.

“Volverme actor era tan lejano como volverme un jugador de futbol americano profesional de México”, dijo Huerta durante conversación telefónica. “Uno no puede soñar con lo que no puede ver. Yo no veía gente de mi color de piel en la pantalla”.

Pero en la actualidad, la estrella de 41 años, proveniente de Ecatepec, ha convertido ese primer contacto con las artes dramáticas en una floreciente carrera que le valió el papel de Namor, líder del reino submarino de Talokan, en Pantera Negra: Wakanda Por Siempre. Esta actuación, que representa su primer gran papel internacional, le ha traído elogios de la crítica.

Desde que Huerta tiene memoria, la industria televisiva y cinematográfica mexicana “parece que está hecha para escandinavos”, según sus propias palabras. Las producciones en su mayoría presentan a estrellas blancas mexicanas o latinoamericanas, mientras que los actores de piel morena como él suelen ser relegados a papeles serviles, criminales o por lo general despectivos.

Por fortuna, incluso cuando no estaba incluido en la narrativa, Huerta se sintió alentado por la confianza de su padre. Cuando le preguntó por qué lo había inscrito en las clases de actuación, la respuesta le tocó una fibra sensible.

“Me dijo: ‘Algo te vi'”, recordó. “Pero, para mí, lo significativo de esa frase era que mi padre me estaba viendo completamente, que mi padre tenía sus ojos puestos en mí”.

Previo a dar el salto a Hollywood

Mucho antes de que Marvel Studios le pusiera alas a sus pies, el actor ya había hecho méritos trabajando por más de 15 años en títulos independientes como Sin Nombre, Güeros e Hijo de Monarcas.

Sin embargo, Huerta admitió que a menudo padecía del síndrome del impostor, como resultado de la hostilidad que enfrentan los actores de piel morena en la industria mexicana del entretenimiento.

Un momento crucial fue cuando lo eligieron para el papel principal en Días de Gracia, la película de 2011 que dirigió Everardo Gout. Con el fin de prepararse para el papel de un oficial de policía que se pierde en la violencia, se alistó en la academia de policía de Ecatepec sin que sus compañeros cadetes supieran que estaba investigando para un personaje.

La visceral actuación no sólo le valió su primer Ariel al Mejor Actor, sino que lo convenció de su propio talento arduamente labrado.

“Esa película me cambió la vida porque fue ahí donde por primera vez me asumí actor y empecé a construir mi vida alrededor del hecho de que yo era actor”, afirmó.

Gout, quien trabajó por primera vez con Huerta en un video musical varios años antes, ve el perfil cada vez más ascendente de su amigo como una victoria.

“Finalmente la gente ve en él lo que yo vi como hace 15 años. Su éxito valida todas mis decisiones de haber luchado por tenerlo en muchos de mis proyectos”, dijo.

En Wakanda Por Siempre, el director Ryan Coogler fue testigo tanto de la devoción de Huerta por el proceso, como de la solemnidad de su presencia en la pantalla.

“Tenoch estuvo trabajando en dos lenguas que no eran sus idiomas nativos, inglés y maya yucateco, mientras actuaba con prótesis de maquillaje a cinco metros bajo el agua”, contó Coogler. “Es un verdadero camaleón y uno de los actores más asombrosos con los que he trabajado”.

La vida más allá del cine

Fuera de la pantalla, Huerta es un destacado activista contra el racismo que utiliza su celebridad con el fin de exigir compensaciones para los mexicanos de piel morena. El actor conectó profundamente con el orgullo con el que Namor representa y protege sus orígenes mayas.

El racismo imperante en la sociedad mexicana, afirmó, es la consecuencia viva del genocidio cultural que los colonizadores europeos perpetraron contra los pueblos indígenas de las Américas. A través de la mezcla intercultural, intentaron romper los lazos de la población con sus antepasados indígenas.

“Nos enseñaron a avergonzarnos de nuestra piel morena, a despreciar a los morenos, a maltratar a los indígenas, a avergonzarnos de nuestros ancestros, y para mí eso es algo que yo ya no tolero”, sentenció. “No había nada malo en nosotros. No tenían por qué obligarnos a hablar español. No tenían por qué tratar de occidentalizarnos”.

Huerta abordó estos temas en el libro “Orgullo Prieto”, cuyo objetivo es empoderar a los lectores jóvenes.

Que Wakanda Por Siempre presente personajes indígenas de piel morena con habilidades sobrenaturales en un reino fascinante, permite que cualquiera que conecte con los principios de Huerta finalmente se sienta representado de forma respetuosa. La película también desafía a las compañías de medios y los artistas de América Latina a repensar sus representaciones.

“El éxito de esta película viene a echar por tierra los argumentos de los racistas y supremacistas blancos en México, y en todas partes, de que la piel morena no vende o de que las representaciones no venden”, sostuvo Huerta. “Está hermoso vernos representados de otras maneras”.


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