Washington— Asesores de alto rango de la Casa Blanca están explorando nuevas ideas para responder a los incrementos que mantienen el precio de la gasolina por las nubes y están reconsiderando algunas que ya habían descartado, desesperados por demostrar que la administración está tratando de solucionar la frustración de los votantes.
Esos esfuerzos ocurren en medio de señales iniciales de un desplome más grande en la economía, y aunque podrían suavizar las presiones inflacionarias, también darían lugar a un desempleo más alto y disminuir el crecimiento.
El pasado viernes, los precios del petróleo inesperadamente disminuyeron al precio más bajo en cuatro semanas –un descenso que probablemente bajará los precios de la gasolina– siendo el indicador más reciente de una posible recesión después de que la Reserva Federal aumentó las tasas de interés en esta semana para tratar de contener la inflación.
El impactante descenso de esta semana en el mercado accionario –aparejado con un desempleo más débil de lo esperado e información sobre las ventas al detalle– también refleja los riesgos de la medida que tomó el Banco Central para disminuir la inflación al endurecer las condiciones monetarias.
Wall Street registró su peor semana desde marzo del 2020, que fueron los primeros días de la pandemia del coronavirus, mientras los investigadores están teniendo problemas para ajustar la dramática medida de la Reserva Federal.
Un segundo vistazo
Aunque los funcionarios de Biden están dándole un segundo vistazo sobre si el gobierno federal podría enviar tarjetas de reembolso a millones de conductores estadounidenses para ayudarles a pagar en gasolineras, idea que examinaron hace meses antes de descartarla.
Los asesores encontraron que la escasez en la industria de chips en Estados Unidos podría hacer más difícil producir suficientes tarjetas de reembolso, dijeron dos personas que están enterados del asunto.
Funcionarios de la Casa Blanca también temen que no pueda haber una manera de impedir que los consumidores las usen para hacer otras compras además de la gasolina, de acuerdo con otras personas que están enterados de las discusiones.
Aun si la administración adopta la propuesta, podría requerir la aprobación del Congreso y enfrentar pocas probabilidades entre los legisladores que están cautelosos de gastar más dinero.
Los asesores de Biden también han considerado en los últimos días invocar el Decreto de Producción de la Defensa, para mover diésel y otros productos refinados si se materializa la escasez.
Los precios del diésel han aumentado marcadamente, representando una importante amenaza a la industria de transporte y envío del país, aunque expertos aseguran que la escasez es improbable por ahora.
Sin embargo, los mercados energéticos han dado señales de un posible desplome de una economía que se enfría rápidamente, debido a que los precios del petróleo crudo cayeron el pasado viernes.
“La buena noticia es que los precios del crudo, que provocan el incremento de los precios de la gasolina, han tenido un gran desplome este día”, dijo Bob McNally, quien fue funcionario de Energía de la administración George W. Bush.
“Aunque la razón es algo malo, las personas están temiendo una recesión”.
Los precios de la gasolina han sido uno de los signos más visibles de la inflación. La Casa Blanca ha llevado a cabo una serie de acciones para tratar de solucionar el problema, tal como comprometerse a una liberación histórica de las reservas de petróleo del país y el miércoles, envió una carta a las refinerías de la nación haciendo un llamado para que haya más producción y criticando sus ganancias.
El presidente Joe Biden también ha tratado de incrementar la producción internacional, insistiendo con los productores de petróleo mundial y coordinando la liberación de las reservas nacionales con los aliados de Estados Unidos.
Sin embargo, esas medidas parece que no han ayudado sustancialmente.
Todo está sobre la mesa
El precio promedio de la gasolina en el país llegó a más de 5 dólares el galón por primera vez en este fin de semana, un incremento del 11 por ciento respecto al mes pasado, de acuerdo con la AAA, aunque algunos analistas industriales dicen que podría disminuir a 4.55 dólares en las próximas semanas.
Los sondeos sugieren una frustración generalizada debido al aumento de los precios, lo cual incrementa la posibilidad de que los votantes castiguen a los demócratas este otoño y le den a los republicanos el control de por lo menos una Cámara del Congreso para el próximo año.
Funcionarios de la Casa Blanca se han apresurado en los últimos días para revisar nuevamente todas las posibles respuestas de la política federal. También han discutido el decirles a los gobernadores que disminuyan o no cobren impuestos a la gasolina, dijo otra persona que está enterado de las discusiones internas de la administración.
Las personas, que hablaron de manera anónima para comentar sobre las pláticas privadas, hicieron hincapié en que esas medidas estaban siendo exploradas de manera preliminar y que no se ha tomado una decisión final.
Los intentos para explorar soluciones alternas para los altos precios de la energía refleja la escasez de soluciones disponibles para la administración, así como también el alcance del desafío que representan.
Portavoces de la Casa Blanca han dicho que todas las opciones están sobre la mesa, aunque un funcionario de la Casa Blanca dijo que la propuesta del reembolso –presentada por algunos demócratas del Congreso– era improbable que avanzara, debido a las dificultades logísticas.
Los críticos también dicen que la idea podría resultar contraproducente y aumentar más los precios agregando la demanda del consumidor.
Otras propuestas han sido hechas por expertos en políticas, incluyendo la suspensión del Decreto Jones, que podría reducir los costos de envío y hacer que sea más barato obtener gasolina de la Costa del Golfo a la Costa Este, imponiendo controles de precios y prohibiendo exportaciones de la energía de Estados Unidos.
Sin embargo, todas esas ideas tienen sus propias desventajas políticas y prácticas, ya que el Decreto Jones es apoyado por influyentes grupos de sindicatos y los economistas están advirtiendo que cualquier restricción al suministro podría exacerbar el problema.
Una persona comentó que la Casa Blanca también está considerando poner límites a las exportaciones de combustible, una idea que fue reportada el pasado jueves por Bloomberg News, aunque esa propuesta no parece que ha ganado mucha tracción.
“Además de que no existe una solución restante, nadie piensa que va a haber una solución atractiva”, dio un asesor económico externo de la Casa Blanca. “Ellos están luchando con la narrativa en lugar de la sustancia, porque realísticamente, ¿qué pueden hacer?”.
Biden defendió el miércoles la actuación de su administración, argumentando que está haciendo todo lo posible para disminuir el gasto familiar –incluyendo la gasolina– de frente a los inmensos problemas.
“Estoy haciendo todo lo que puedo para disminuir el incremento del precio de la gasolina provocado por Putin”, dijo Biden, refiriéndose al presidente ruso Vladimir Putin. “Estamos trabajando para disminuir los precios de la gasolina y de los alimentos. Podemos lograr que las familias ahorren dinero y otras cosas”.
Varios factores de impacto
El aumento en la gasolina tiene muchos factores, pero se intensificó por la invasión de Rusia a Ucrania y las subsecuentes sanciones occidentales al Kremlin, que afectó el suministro del que ha sido el tercer productor de petróleo más importante del mundo.
La producción rusa ha caído en más de 1 millón de barriles por día debido a las sanciones de exportación que complican las ventas y sanciones a las importaciones que afectan la producción, de acuerdo a Rory Johnston, analista de Commodity Context.
La necesidad de las refinerías para convertir el petróleo en gasolina y otros productos llegó a su límite, ya que las refinerías rusas cerraron sus envíos y la capacidad de refinamiento de Estados Unidos bajó un 5 por ciento, de acuerdo con la Administración de Información Energética.
Al inicio de la invasión, asesores de alto rango de Biden dijeron que creían que los estadounidenses estaban dispuestos a pagar precios más altos por la gasolina para castigar a Rusia.
Pero no se sabe si ese cálculo es correcto, ya que los legisladores republicanos siguen arremetiendo contra la Casa Blanca por los altos precios de la gasolina a pesar de su apoyo a las sanciones.