Washington.— El presidente Biden, quien como candidato se comprometió a convertir a Arabia Saudita en un “estado paria” en respuesta al asesinato de un prominente disidente, decidió viajar este mes a Riyadh para reconstruir las relaciones con ese reino rico en petróleo en un momento en que está buscando disminuir los precios de la gasolina en Estados Unidos y aislar a Rusia en el extranjero.
Aunque al momento está siendo discutido, Biden planeó agregar a la visita un viaje programado anteriormente a Europa e Israel, según dijeron funcionarios de la administración, solicitando anonimato debido a que el viaje no ha sido anunciado formalmente.
Durante su visita a Riyadh, el presidente se reunirá con el príncipe de la corona Mohammed bin Salman, quien fue responsable del desmembramiento del disidente y columnista de The Washington Post, Jamal Khashoggi.
Biden también se reunirá con líderes de otras naciones árabes, incluyendo a Egipto, Jordania, Irak y los Emiratos Árabes Unidos.
La visita representa el triunfo de la realpolitik sobre indignación moral, de acuerdo con expertos en política exterior.
Después de la invasión de Rusia a Ucrania, Biden se ha dado cuenta que es necesario cortejar a otros productores de energía para reemplazar el petróleo de Moscú y para estabilizar los mercados mundiales.
El grupo de naciones productoras de petróleo llamadas OPEP Plus, encabezadas por Arabia Saudita, anunciaron este jueves que eso podría incrementar la producción modestamente en julio y agosto.
Funcionarios estadounidenses esperan que el grupo haga más en el otoño, pero no podría ser suficiente para disminuir los precios de la gasolina antes de las elecciones congresistas del mes de noviembre.
La administración Biden ya había incrementado la colaboración con Arabia Saudita en varios temas aun antes de que la invasión de Rusia a Ucrania agitara los mercados de energía del mundo, particularmente en busca de dar por terminada la guerra saudita que lleva ocho años con su vecino Yemen.