La mujer que aborta no merece ir a la cárcel… pero tampoco el hijo merece la pena de muerte.

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¿Cómo conciliar lo que es justo para ambos? Hace falta un diálogo con respeto y apertura que proteja a ambas partes. Sin religión, sin odio, sin intereses egoístas, con ciencia y conciencia.

El aborto no resuelve la ineficacia de los procesos de adopción, el aborto no previene una violación ni resuelve la inseguridad que sufre la mujer, no resuelve el machismo que la somete, el aborto no resuelve el problema de los niños en la calle, el aborto no previene un embarazo no deseado… Cada uno de esos problemas necesita soluciones concretas. Es verdad. Pero el aborto no resuelve ninguna de ellas.

Queridos gobernantes, magistrados, diputados y senadores: el aborto es la salida fácil, pero no es una solución. Como sociedad no merecemos “atole con el dedo”, merecemos que se tomen el tiempo e inviertan los recursos y el esfuerzo de encontrar soluciones integrales, no paliativos.

Abramos un diálogo con respeto que sea justo para TODOS. Tanto para la madre como para el hijo.

La mujer tiene derechos, sí, pero también lo tiene el otro ser humano dentro de ella.

La mujer puede decidir sobre su cuerpo, pero no sobre el de alguien más.

La vida dentro de ella es una vida humana. Es ciencia. No es un tejido, ni otro órgano, es un ADN distinto a ella.

La maternidad si no es deseada, puede ser dada a otra familia dispuesta a cuidarlo. Necesitamos procesos eficientes.

Viva la vida. Viva la mujer. Vivan los niños. ¡Viva México!


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