En pocos días se renovará el Gobierno del Estado de Chihuahua y el Ayuntamiento de Ciudad Juárez; y ante ello, debemos reflexionar sobre lo siguiente: “La plena profesionalización del servicio público y la consolidación de los servicios profesionales de carrera en México, son asignaturas que todavía están pendientes para las administraciones públicas de los tres niveles de gobierno en nuestro país”.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el estudio denominado “Hacia una gestión pública más efectiva y dinámica en México”, identificó carencias en materia de la profesionalización del servicio público mexicano.
La mayoría de los ciudadanos tiene una percepción negativa sobre el desempeño de las instancias gubernamentales y sobre las personas que laboran en ellas; y en muchos de los casos, la realidad es que tienen razón debido a que lamentablemente se asignan puestos y plazas a personas que no cuentan con la experiencia o preparación profesional para hacer frente a los retos que vienen consigno al ser un funcionario público.
En los últimos años tanto a nivel municipal hasta el gobierno federal, los ciudadanos hemos sido testigos de transiciones ideológicas y partidistas muy marcadas. En el 2016 Ciudad Juárez, pasó de la figura de partidos a un gobierno independiente; en el 2018 a nivel federal, hubo una transición de partidos e ideológica; pero, ¿Qué cambios positivos se dieron a nivel municipal y que ha surgido a nivel federal?
La realidad es que para que la administración pública funcione y la transición de un gobierno a otro sea percibida como un cambio verdadero para el bien de los ciudadanos, se debe comenzar por contar con los mejores perfiles dentro del gobierno y no volver a caer en “la improvisación de funcionarios”.
La transición democrática en México se ha centrado, primordialmente, en la dimensión electoral, pero se ha descuidado la transformación de la manera de gobernar.
Los ciudadanos jugamos un papel fundamental en esta cuestión, ya que debemos exigir que estos temas estén en la agenda pública, en los programas de los partidos políticos y en las primordialidades de los gobiernos.
Históricamente, los puestos más importantes dentro de las administraciones públicas han sido otorgados para los allegados del gobernante en turno, aún sin contar con experiencia o formación profesional para ocupar un cargo dentro de la función pública, y como resultado se han tenido gobiernos fallidos. La improvisación en el nombramiento de funcionarios públicos tiene un alto costo tanto político, como para los propios ciudadanos.
Es fundamental que para los gobiernos entrantes tanto en el Estado como en el Municipio se analice a profundidad los perfiles idóneos para los diversos puestos públicos y se lleve a cabo un proceso de reforma de la administración pública.
Es por ello, que un buen gobernante y político, ya sea en este caso la gobernadora electa Maru Campos y el alcalde electo Cruz Pérez Cuellar, si es que tienen mayores aspiraciones en su carrera política, integren a los mejores ciudadanos y profesionales no solo en el tema territorial-político a sus equipos, sino también dentro de la función pública para lograr gobiernos eficaces, eficientes y transparentes.
Es momento de transformar la gestión pública con nuevos perfiles y sobre todo, con experiencia, profesionalismo y espíritu de servicio, bajo los principios de integridad, transparencia, eficacia y eficiencia; los ciudadanos merecemos buenos gobiernos con personas capaces para dar respuesta a las problemáticas sociales, culturales, políticas y económicas, no de compadrazgos y de personas sin capacidad, ya que solo terminan dañando a buenos perfiles políticos, pero sobre todo, a nuestra ciudad y gran estado de Chihuahua.