VISITA PRESIDENCIAL
Por Raúl Ruiz
El próximo domingo 8 de agosto, estará el presidente López Obrador en Ciudad Juárez. Viene no solamente a inaugurar las instalaciones de los cuarteles de la Guardia Nacional en Villa Ahumada, y otras compañías, sino a establecer una estrategia definitiva contra el crimen, la violencia y la corrupción en la frontera.
El general Miguel Ángel Hernández Martínez, comandante de la V zona militar, explicó que en Ciudad Juárez se establecerá la Coordinación Regional 4 y las compañías de la Guardia Nacional: Sierra Vista, Anapra y AeroJuárez, esta última con un avance del 100 por ciento.
La sensación que se tiene sobre la visita de AMLO, es que el presidente instala un bastión de tranquilidad en uno de los focos más violentos del país.
Un experimento en el que están a prueba los generales, Francisco Enriquez Rojas, jefe de la guarnición de la plaza; El general Miguel Ángel Hernández Martínez, comandante de la V zona militar; el coronel Luis López y el coronel Cuevas, coordinador estatal; y otros mandos estratégicos.
En el experimento, el presidente pone en juego no solo la lealtad de estas fuerzas del orden, sino un programa que definirá el futuro de la política nacional de seguridad.
Menudo paquete que les trae Andrés Manuel a estos mandos.
La confianza a prueba.
No habrá margen de “arreglo” con las fuerzas fácticas que dominan la plaza. Aunque todos sabemos que bajo el agua todo es posible.
Sólo que estos “arreglos” cada vez serán en aguas más profundas y turbias, donde las pirañas muerden al que se descuida.
El paquete incluye el manejo de la aduana. ¡La corrupción baja porque baja! Me dijo una fuente muy enterada.
El equipo de inteligencia, tiene detectada y documentada toda la actividad turbia en Aduana.
Y muy ubicados a los personajes que operan ahí, como el “jefe” que despacha en oficina móvil como estrategia de seguridad personal. No daré más datos. Esos los darán en su momento los machuchones que deja el presidente a cargo.
No hay prisa, es cosa de esperar; entre las miles especies de ácaros que se conocen, éstos, son pequeños, comparados con los gargantones que cruzan armas pesadas.
La visita de López Obrador, trae una instrucción precisa. Y no la da él, sino el Delfín, Marcelo Ebrard.
Dos días atrás, en la mañanera, dio a conocer una demanda al gobierno de los Estados Unidos, por ser tan permisivo en la venta de armas a cualquier parroquiano y luego comercializarlos en México.
No sólo denunció que es armamento de alto calibre como los Barret que se están vendiendo al narco mexicano.
Sino que están modificando los modelos para este mercado y ser aún más letales. Armas que al final de cuentas matan a los soldados y policías mexicanos que los enfrentan.
En el mercado negro, un fusil Barret calibre .50 cuesta entre 220 mil y 240 mil pesos y cada cartucho ronda los tres mil pesos.
Debido a sus capacidades está entre las tres armas más decomisadas al narco, además de los fusiles de asalto AK-47 y las subametralladoras.
Si los comandantes que el domingo reciben al presidente, no entienden que la jugada lleva massé, rumbo al 2024, nada tienen que hacer aquí.
Como lo dije al principio, López Obrador no sólo viene refrendar “su compromiso con el bienestar de los juarenses”.
Trae esta jiribilla.